Historias de ‘Abdu’l Bahá: La Energía del Maestro

septiembre 4, 2021 Asamblea Nacional de los Bahá'ís Bolivia

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Conmemorando el centenario del fallecimiento de Abdu’l- Bahá, continuamos con al segunda entrega de las hermosas  historias del Maestro.

La Energía del Maestro

 Desde muy pequeño Abdu’l-Bahá compartió el exilio y la prisión con su padre. Fueron cuarenta años que él estuvo como prisionero; y cuando llegó el momento en que obtuvo su libertad, Abdu’l-Bahá ya era una persona anciana. Aun así, Él añoraba en Su noble corazón compartir las enseñanzas de la Fe Bahá’í con todas las personas del mundo.

Cuando Abdu’l-Bahá realizaba alguna actividad, se podía apreciar Sus hermosas cualidades, como ser Su gran humildad, Su amor sincero hacia las personas, Su preocupación por los pobres, por los enfermos y por los desamparados.

Todo ese amor que Él sentía por las personas, lo impulsó a querer emprender un viaje hacia el Oeste, es decir, hacia Europa y América. Sin embargo, debido al estado de salud en que se encontraba, el médico le había recomendado recuperarse y no viajar. Porque, la vida que había llevado en la prisión le habían ocasionado varios problemas de salud y aflicciones físicas.

A pesar de ello, Abdu’l-Bahá no desistió de la idea de realizar el anhelado viaje. Mientras pasaba el tiempo empezó a recuperarse poco a poco. No obstante, cuando se sintió más recuperado físicamente, decidió realizar el gran viaje de dos años aproximadamente.

Su agenda diaria en este viaje estaba colmada de oportunidades para compartir las enseñanzas de Su Padre, en iglesias, reuniones, almuerzos, cenas y otros espacios.

El lugar de hospedaje de Abdu’l-Bahá en Londres, era una casa con muchos escalones; en ese lugar, Abdu’l-Bahá siempre estaba recibiendo a las personas que iban a visitarlo. Al final de uno de esos días, cuando Él regresó a este lugar de hospedaje, luego de un día muy agotador, sintió fatiga y cansancio. Como era usual, muchos de los creyentes se postraban afuera de la casa de Abdu’l-Bahá para poder recibirlo.  En ese momento, se dieron cuenta que él se encontraba agotado, y se preocuparon por su salud. Sin embargo y de repente, Abdu’l-Bahá comenzó a subir las escaleras con gran velocidad y energía hasta llegar al último escalón. Detrás de Él, le seguían los creyentes tratando de darle alcance. Entonces, los miró a todos desde arriba con una gran sonrisa en su rostro y les dijo: “Ustedes todos están muy viejos, yo soy muy joven. A través del poder de Bahá’u’lláh, todas las cosas pueden lograrse. Acabo de usar ese poder”.

En el transcurso de nuestras vidas, tendremos que enfrentarnos a pruebas y dificultades. Y cuando la oscuridad, las debilidades, la incertidumbre o el cansancio nos abrumen, elevemos nuestra suplica a Dios y dediquemos un esfuerzo adicional mediante Su gracia fortalecedora.

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